FELICES AQUELLOS PARA LOS QUE LA ALEGRÍA ES OCUPARSE DE LA ESCULTURA Y QUE SE DESPRENDEN DE LAS PREOCUPACIONES DEL SIGLO!.
TONY BALSECA Guayaquil, Ecuador, 1975.
Miembro de la Asociación Cultural las Peñas. Ha participado en exposiciones colectivas desde 2001 hasta la actualidad, entre ellas “Fundación de Guayaquil” organizada por la Asociación Cultural las Peñas. “Ex-alumnos del Bellas Artes”, Juan José Plaza (2005).
Exposición “69 hoy” Organizada por la Casa de la Cultura Núcleo del Guayas.
Ha trabajado para el Museo Municipal en la Elaboración del proyecto “Museo Itinerante” elaborando las copias: “La piedra de los Sacrificios” (monumento arqueológico); copia de la “Perla del Pacífico” (escultura premio 1er. lugar Faal, festival al aire libre, 2001).
Ha trabajado en restauración de imágenes sacras para la Iglesia San Francisco de Guayaquil.
En el 2004 recibió el premio “Paleta de Plata” a la joven promesa de la Asociación Cultural las Peñas; en el 2005 recibió el primer lugar premio del público, con la obra “Perro Amarre” en el Faal, organizado por el M. I. Municipio de Guayaquil.
En la actualidad se encuentra trabajando en la elaboración de dos proyectos para monumentos: Simón Bolívar y León Febres Cordero. En el 2010 esta trabajando en el monumento de Salvador Allende para la Universidad Estatal de Guayaquil.
En el taller de...
‘La escultura es fuerza, expresión, movimiento’
“Felices aquellos para los que la alegría es ocuparse de la escultura y que se desprenden de las “Felices Felices aquellos para los que la alegría es ocuparse de la escultura y que se desprenden de las preocupaciones del siglo”. Hace 5 años, Tony Balseca tomó como propia la frase de Augusto Rodin, maestro francés, padre de la escultura modernista.
Dejó para no volver la Facultad de Psicología Clínica y el negocio familiar de producir artículos de cuero; aunque sigue existiendo en su obra y en su personalidad un tono psicológico, emocional, existencial. Descubrió que se podía ganar la vida -aunque muy modestamente- haciendo lo que más disfruta: esculpir.
El arte es como una mujer celosa que no permite ser compartida. A esto tengo que dedicarle todo el día, dice Balseca, para quien la escultura es “fuerza y, ante todo, movimiento”. Lo que siempre ha pretendido es crear la ilusión de desplazamiento y provocar emociones en el espectador.
En su taller, en realidad la sala de su apartamento en el centro de la ciudad, el artista afina su último trabajo. Personajes históricos de torso o cuerpo desnudo, a quienes despoja de títulos, de uniformes militares, de ternos para resaltar su humanidad. “Más que al personaje, yo trabajo al hombre”.
Primero fue el busto del ex presidente León Febres Cordero; ahora trabaja a El Libertador: un Simón Bolívar, de cuerpo entero vestido solo con una espada. Obras que pretende replicar a gran escala en la ciudad. De la primera, ya tiene encargadas al menos dos réplicas pequeñas.
También cuenta con una serie de cabezas titulada Decapitados; antes trabajó con la figura de perros en obras centradas más en el reclamo político.
El cambio de rumbo se lo debe a un viaje de mochilero de dos meses por Europa. Una peregrinación a la tierra “santa” del arte que realizó en 2006 en busca de su “voz escultórica”.
A su regreso, centró su trabajo en el ser humano, dejó la política a otros y acentuó su estilo neoexpresionista. “Todas las emociones, los sentimientos se pueden movilizar con el expresionismo”.
En su serie Decapitados, el escultor “asesina y expone” la personalidad de personajes que lo han marcado en una especie de purga. Su primer “decapitado” fue su padre, Iván Guillermo: lo conoció cuando tenía 18 años y no usa su apellido.
Quitarle la cabeza y representar en ella sus emociones fue un exorcismo. Entre sus decapitados está también Baco, el dios del vino, de quien se quisiera liberar. Balseca lleva una vida bohemia y en su taller se reúnen poetas a filosofar “como pequeños dioses”.
Las obras de Balseca arrancan con una investigación y estudio anatómico. Toma fotografías a un cuerpo en todos los ángulos posibles y de allí los lleva a la plastilina. No teme desbaratar una maqueta y empezar de nuevo, valora el ensayo-error. Cuando ya tiene el parecido, exagera, aprovecha y fuerza los músculos, encuentra el rictus adecuado del rostro. La maqueta en plastilina es rodeada finalmente de yeso de la que obtiene un negativo. Un molde que luego llena con bronce o resina, y de donde sale la obra.
Como cuando era niño, el trabajo que Tony más disfruta es modelar en plastilina o cera. A los 5 años hacía sus propios juguetes, y a los 11 buscaba modelos que representaba con buen parecido. Para el artista, la escultura sigue siendo un juego, “trabajo que no es castigo”. (AGV)
Sobre Tony...
Personal
Iván Antonio “Tony” Guillermo Balseca. Guayaquileño, 33 años. Usa el apellido de su madre, pues no conoció a su progenitor hasta los 18 años.
Estudios
Ha realizado estudios en el colegio de Bellas Artes y en el ITAE. En 2006 emprendió un viaje a Europa en el que realizó talleres.
Premios
En 2004 recibió el premio a la joven promesa de la Asociación Cultural Las Peñas y en 2005 el premio del público, con la obra “Perro Amarre” en el FAAL.
Tomado del Diario Expreso.
Alexander Garcia.